Todo tiene un proceso y para desarrollar el mio contaba  con la mejor mentora que podía tener, mi madre, una gran profesional del sector de la costura y gran persona. Gracias a ella soy quien soy  ahora mismo.

     Cuando uno es joven quiere aprender rápido y eso es lo que me sucedía a mí, lo quería hacer todo deprisa y sin parar a pensar lo que estaba haciendo y mi madre me frenaba. Todo tiene un tiempo y proceso para aprender correctamente. La paciencia y la constancia son dos factores importantes para el aprendizaje y era lo que me faltaba para empezar con esta labor.

     Tras varios sucesos dramáticos junto con la pérdida de mi madre, perdí la ilusión, la falta de interés, en aquel momento no era capaz de nada. 

     Mi  hermana Isabel, que en aquel entonces estaba sacándose el título de corte y confección, fue la que me animó a que yo también lo estudiara y gracias a ella que  empezó a involucrarme en sus proyectos de costura, despertaba en mí, el interés de aprender a coser y fue ahí cuando me di cuenta de que aquello era  parte de mi vida y tenía que retomarlo.

     Empezar a confiar en mí misma de nuevo no fue nada fácil, la inseguridad, el miedo al fracaso, a no estar a la altura de las circunstancias, hizo que me costara más tiempo tomar la decisión.